jueves, 11 de agosto de 2011

Arroz con leche

No he empezado este Blog con el ánimo de hacer inventos extraños sino con el ánimo de recopilar todas mis recetas favoritas y exponerlas de la mejor forma posible, por eso espero que esta sencilla receta sirva para transmitir un poquito del cariño con el que lo hago y del cariño que siento por la cocina.

Para mí, conservar esta receta de mi abuela y de mi madre es de esas cosas sencillas que me hacen sentirme feliz.  Muchas veces he sentido decir e incluso he leído, que el arroz se tiene que hervir primero con agua y luego con leche, que se tiene que lavar para que quede suelto, etc.etc. Jamás he variado nada de la receta que me enseñó mi madre, salvo que yo peso los ingredientes y ella sigue haciéndolo a ojo.




Siempre me he preguntado para qué se tiene que hervir el arroz en agua y luego con leche, y para qué se tiene que lavar el arroz si con eso lo que hacemos es quitarle el almidón que recubre el grano y es justamente ese almidón lo que hace que el arroz con leche quede meloso y suave. Y siempre me preguntaba si en mi casa lo hacíamos mal, hasta que me he dado cuenta de que de esta forma es como a mí y a mi familia nos gusta y por lo tanto es la mejor receta del mundo y nunca la voy a cambiar porque es perfecta !!!.




Esta es la única época del año en que conservo en el frigorífico el arroz con leche una vez hecho, porque como mejor se aprecia su sabor es precisamente a temperatura ambiente. En mi casa la verdad es que no dura mucho tiempo y puedo dejarlo tranquilamente sin refrigerar. En esta ocasión lo he servido en tazas de consomé para que quedara más vistoso pero en muchas ocasiones utilizo unos recipientes de barro, con una capacidad menor a la de los tazones, porque es un postre que suele llenar mucho.




Podréis apreciar a través de las fotografías la textura con la que queda y si os gusta más líquido o más espeso poner 20 gramos de arroz de menos o de más. Por supuesto la cantidad de azúcar es aproximada pero he ido quitando y poniendo azúcar en alguna ocasión y desde luego a nosotros nos parece la más acertada, teniendo en cuenta que es un postre clásico y dulce.

Y para empezar preparemos los seis ingredientes:

1 litro y medio de leche fresca
1 palo de canela
1 limón
10 cucharadas soperas con colmo de azúcar
300 gramos de arroz
canela en polvo




En cuanto a la leche es bastante importante que sea fresca porque le aporta cremosidad.  No vale la pena hacer arroz con leche con leche descremada y sacarina, por descontado. Y hay recetas que le añaden crema de leche cuando, si ponemos la leche fresca es más que suficiente. El limón, como siempre, ha de estar a temperatura ambiente para poder quitar fácilmente la piel sin la humedad de la nevera.

El arroz más indicado, es el normal, porque absorbe suficiente cantidad de leche y se hincha de forma correcta. No necesitamos arroz bomba, ni carnaroli, ni nada de eso. El arroz largo de grano blanco más usado en cocina es el más bueno para esta receta. Y la cantidad de azúcar sigo midiéndola a cucharadas por una cuestión sentimental y tonta.




Para empezar ponemos a hervir la leche a fuego medio con las diez cucharadas de azúcar, un palo de canela partido en dos o tres trozos y cinco tiritas de piel de limón (sin la parte blanca que como todo el mundo sabe amarga un montonazo). Yo siempre cuento las tiritas de limón que le pongo para quitarlas todas una vez ha hervido el arroz. No hay peligro mientras hierve a que la leche se pegue porque lleva azúcar y eso evitará que se pegue a la olla, de todas formas es preferible el acero inoxidable antes que las cacerolas negras de hierro esmaltado porque éstos recipientes suelen hacer una crema en el fondo que añade un sabor algo distinto y no muy agradable.




Cuando la leche empiece a hervir añadimos el arroz, por supuesto sin lavar, y bajamos el fuego de forma que hierva haciendo burbujas pero suavemente. Programamos el tiempo para 30 minutos y vamos controlando el fuego, porque ha medida que avanza el tiempo es conveniente ir bajandolo porque hierve cada vez de forma más brusca. Al final veremos que con fuego muy suave conseguimos el mismo tipo de hervor y se evapora menos leche.  En definitiva hay que estar cerca y pendiente de él, como ocurre con casi todo en la cocina.

Justo después de ese tiempo apagamos el fuego y apartamos la canela y los trocitos de piel de limón. Repartimos en los cuencos o copas y lo dejamos enfriar antes de espolvorear con canela molida. Si lo espolvoreamos en caliente se nos humedece la canela y no queda muy presentable. Luego podemos volver a poner la piel de limón y la canela para adornar. 




A cocinarlo y a disfrutarlo !!!

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