Desde que visité el Museo de la Confitura de Torrent he intentado tener tiempo y encontrar una receta adecuada para hacer Jalea de limón a la vainilla que se me había antojado. No era una receta que apareciera en el libro de confituras que me compré cuando visité el Museo, por eso tenía mis dudas en cuanto a cantidades y preparación ya que cada ingrediente que forma parte de una mermelada o jalea le da unas características especiales.
Lo que me ha dado el empujón definitivo para hacer mi primera jalea ha sido que el otro día descubrí que en el Jardín Botánico de Barcelona hacían un día de puertas abiertas en primavera, le llaman "Plántate en el Botánico" y como parte de las actividades de este año hacían un taller de confección de ratafía y otro taller de elaboración de jalea artesana, en concreto de Jalea de Tomillo. ¿Y quien hacía el taller de jalea?...pues el Museo de Torrent.
Los ingredientes que he utilizado han sido los siguientes:
Y ahora viene el punto clave de la receta de confitura, por eso os he enseñado el “Antes” y el “Después” de la jalea de tomillo que hizo Teresa en el taller del Jardín Botánico, porque una imagen vale más que mil palabras. El tiempo que tiene que hervir la confitura con el azúcar nunca es la misma porque depende de muchos factores, como indicación os diré que a mí me ha tardado en estar a punto, hirviendo a fuego medio, unos 35 minutos aproximadamente. Está en su punto cuando toda la superficie hace burbujas y el tono y la consistencia cambian sensiblemente.
El último paso sería esterilizar los botes si vamos a tardar algún tiempo en consumirlos. Los botes debidamente esterilizados pueden durar hasta dos años. La forma correcta de hacerlo es poner los tarros tapados con su correspondiente tapón de rosca en una olla con trapos alrededor para que no se rompan al hervir, y dejarlos cocer cubiertos con agua durante 35 minutos a 90ºC. Al realizar la esterilización la confitura se hace más líquida pero luego vuelve a solidificarse de nuevo.
Lo que me ha dado el empujón definitivo para hacer mi primera jalea ha sido que el otro día descubrí que en el Jardín Botánico de Barcelona hacían un día de puertas abiertas en primavera, le llaman "Plántate en el Botánico" y como parte de las actividades de este año hacían un taller de confección de ratafía y otro taller de elaboración de jalea artesana, en concreto de Jalea de Tomillo. ¿Y quien hacía el taller de jalea?...pues el Museo de Torrent.
Ni que decir tiene que he estado pegada a la olla y a la profesora y desde luego he aprendido a hacer Jaleas de la mejor forma posible...con una de las personas que trabaja en el Museo de la Confitura.
Yo desconocía el hecho de que la base de las jaleas siempre es agua de manzana porque es la forma natural de que la jalea solidifique, la verdad es que cuando le he comentado si tenía que comprar pectina de manzana me ha preguntado ¿Porqué, si puedes hacerla de forma natural ?
La forma de hacer las jaleas siempre es la misma, aunque varían las proporciones y ya iré probando diferentes sabores y recetas en el futuro, pero en el caso de la receta de la jalea de limón no es necesario utilizar la base de agua de manzana porque el limón tiene suficiente cantidad de pectina de forma natural.
Otra gran diferencia que desconocía, entre mermeladas y jaleas, es que las mermeladas se tapan justo cuando se vierte la confitura en los botes y se ponen boca abajo, en cambio las jaleas se echan en los botes pero antes de taparlos hay que esperar que se enfríe completamente.
Los ingredientes que he utilizado han sido los siguientes:
1 Kg de limones con la piel sin manchas
1 litro de agua mineral
375 gr de azúcar como mínimo
1 vaina de vainilla de la India o de otro sitio
1/2 Manzana reineta
Primero he lavado bien la piel de los limones con agua caliente y una gasa limpia. Luego los he cortado a rodajas sin haberlos pelado y los he ido echando en una cacerola, por supuesto más ancha que alta, y he añadido la manzana también a trozos. A continuación he añadido el agua y la he dejado hervir 30 minutos a fuego medio removiendo de vez en cuando.
Antes de que terminara la cocción había preparado un cuenco redondo, con un colador encima del mismo diámetro y cubierto con un par de gasas (de las de farmacia que son las que yo uso siempre en la cocina).
Volcamos el contenido de la olla encima del colador y esperamos un ratito para que todo el líquido se cuele en el cuenco. Después pasamos todo el zumo que han desprendido los limones a un medidor y vemos que cantidad de líquido hemos obtenido. La proporción es añadir 500 gramos de azúcar, granulada normal, por cada litro de zumo conseguido y como a mi me habían quedado 750 ml de líquido después de hervir, he utilizado 375 gr de azúcar, aunque obviamente la cantidad de azúcar variará en función de la evaporación del líquido.
En la misma cacerola que hemos utilizado, la limpiamos y ponemos el zumo. Cuando empiece a hervir añadimos el azúcar y la vaina de vainilla que abremos abierto para sacar todas las semillas, aunque también añadiremos la vaina. Por supuesto la vainilla para que esté fresca y en su punto, ha de poderse doblar sin romperse y para eso lo mejor es comprarla en un sitio dónde te garanticen la calidad y la procedencia y guardarla en un bote de cristal bien cerrado en la nevera para que se conserve en perfecto estado.
Y ahora viene el punto clave de la receta de confitura, por eso os he enseñado el “Antes” y el “Después” de la jalea de tomillo que hizo Teresa en el taller del Jardín Botánico, porque una imagen vale más que mil palabras. El tiempo que tiene que hervir la confitura con el azúcar nunca es la misma porque depende de muchos factores, como indicación os diré que a mí me ha tardado en estar a punto, hirviendo a fuego medio, unos 35 minutos aproximadamente. Está en su punto cuando toda la superficie hace burbujas y el tono y la consistencia cambian sensiblemente.
Apartamos del fuego y si tenéis un embudo dosificador para llenar los botes será más fácil, aunque no es imprescindible y ocupa mucho sitio en la cocina. Los botes se pueden llenar con un poco de pulso, desde la misma cacerola, y siempre hasta arriba del todo. Sobre todo hay que respetar lo de no tapar los botes de cristal hasta que la jalea se haya enfriado completamente, eso es muy importante.
Y os voy a contar un truquillo que me enseñó la cocinera:
Tener a mano un botecito de spray con algún licor para rociar unas gotitas encima de la mermelada o la jalea, porque eso hace que desaparezcan las burbujas y no le aporta sabor. En el taller de confitura usan ron blanco pero puede ser cualquier licor. Y también es importante que si se ensucian los bordes de los tarros al llenarlos, no los limpiemos con agua, porque se puede estropear la mermelada con la humedad del agua, es preferible limpiarlos con licor usando papel o una gasita.
El último paso sería esterilizar los botes si vamos a tardar algún tiempo en consumirlos. Los botes debidamente esterilizados pueden durar hasta dos años. La forma correcta de hacerlo es poner los tarros tapados con su correspondiente tapón de rosca en una olla con trapos alrededor para que no se rompan al hervir, y dejarlos cocer cubiertos con agua durante 35 minutos a 90ºC. Al realizar la esterilización la confitura se hace más líquida pero luego vuelve a solidificarse de nuevo.
Después solamente nos queda etiquetarlos con el nombre de la confitura y poner la fecha de envasado.
Con los ingredientes que yo he utilizado he podido llenar tres botecitos de 150 ml, o sea en total me ha quedado 450 ml de jalea. Eso os puede ayudar a hacer vuestras proporciones y no me parece mala idea hacer poca cantidad e ir cambiando de sabores y colores, hasta tener una pequeña colección. Yo ya tengo decididas las dos siguientes confituras que voy a hacer, aunque en mi caso lo de tener una colección lo veo muy difícil porque somos unos cuantos de familia y antes de subir la receta ya falta un bote. Es posible que mañana ya no quede ninguno...¿para qué los voy a esterilizar?
Lo que si he hecho, aprovechando el día en que se celebra la feria del arrope y las confituras en mi ciudad, ha sido sacar de paseo los botecitos de mermelada. Tenía la intención de fotografiarlos en un campo con flores pero ha llovido tanto los últimos días que casi no quedaba ninguna. Además como los botes eran tan pequeños si los ponía en el suelo no se veían, así que aprovechando un pozo que me he encontrado por el camino y como me encanta fotografiar hierros viejos…los he colocado encima…
La secuencia final |
En cuanto a cómo podemos presentar esta confitura...pueden ser miles de formas...clásicas o rompedoras...su sabor no es nada convencional y el juego que puede dar es impresionante...ya os iré contando...saludos !!!
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