Introducción:
Este pastelito que se come en pequeñas dosis, se ha difundido por el mundo como una plaga contagiosa que nos ha afectado a todos, desde su país de origen, EEUU de América. Es básicamente un bizcocho de chocolate con muy poca cantidad de harina, nueces en su interior y sin gota de levadura, lo que lo hace tremendamente tierno e irresistible. Su elaboración tiene pocos secretos, el equilibrio de una cocción ajustada en tiempo y temperatura, como cualquier receta de repostería, y un par de cosillas más.
La mantequilla, las nueces y el chocolate se disputan en esta receta un buen aporte de calorías pero también compiten en ser los responsables de un montón de propiedades cardiosaludables y beneficiosas para la salud. En la fotografía superior aparecen todos los elementos que intervienen y vemos la harina, la mantequilla y el azúcar con envoltorio de fiesta.
Una receta contundente para deleitarnos en una tarde lluviosa, como la de hoy, y que además podemos convertir en un rico postre añadiéndole, o bien, un coulis de frambuesa, que no es más que un puñado de frambuesas cocidas con un poco de azúcar y trituradas, o bien, un buen helado de vainilla. Y un detalle importante es que se come tibio porque así su interior está suave, blandito y sabe intensamente a chocolate.
Os apetece un trocito ?
Una receta contundente para deleitarnos en una tarde lluviosa, como la de hoy, y que además podemos convertir en un rico postre añadiéndole, o bien, un coulis de frambuesa, que no es más que un puñado de frambuesas cocidas con un poco de azúcar y trituradas, o bien, un buen helado de vainilla. Y un detalle importante es que se come tibio porque así su interior está suave, blandito y sabe intensamente a chocolate.
Os apetece un trocito ?
Ingredientes:
150 gramos de nueces
150 gramos de chocolate de postres
150 gramos de azúcar
2 huevos
100 gramos de mantequilla
70 gramos de harina
1 pizca de sal
Elaboración:
Primero, como siempre que hacemos una receta horneada, precalentamos el horno a 200 grados centígrados durante 20 minutos. La elaboración es bastante sencilla pero hay dos cosas muy importantes. La primera es que cuando derritamos la mantequilla y el chocolate tengamos la paciencia suficiente como para no quemarlos, porque sino destrozaríamos el sabor. Y la segunda es que la mezcla blanca va añadida a la negra y no a la inversa, y os cuento el detalle que es muy simple.
Mezcla blanca: Batimos en un bol los dos huevos con el azúcar durante el tiempo suficiente como para que nos quede una textura bastante cremosa.
Mezcla negra: Ponemos en un recipiente para el baño María primero el chocolate y luego la mantequilla y vamos derritiendo muy poco a poco.
Las nueces se hacen trocitos pequeños, con un cuchillo o bien en un mortero sin que queden demasiado picadas porque es muy agradable que haya trozos grandes y pequeños.
A continuación, y en este orden, añadimos una pequeña porción de la mezcla blanca en la negra y mezclamos suavemente con una espátula. Otra pequeña cantidad y mezclamos, y así hasta que tengamos las dos masas mezcladas. El motivo es que así se igualan poco a poco las temperaturas y si añadiéramos de golpe el chocolate y la mantequilla calientes a la mezcla de huevos, podría estropearse la textura de la crema.
Ponemos una pizca de sal a la harina y la añadimos a la masa del brownie. Y por último las nueces troceadas. Originariamente este postre se hacía con nueces de Pecan pero no creo que desmerezca nada si usamos nueces de las que tengamos cerca, así hacemos honor a la nueva corriente de "Km O" que como ya sabéis fomenta el uso de los productos de la tierra que crecen cerca de nuestra casa.
En cuanto a la cocción, preferiblemente usaremos un molde de paredes bajas y con una hoja de papel sulfurizado en el fondo. La medida ideal para la cantidad de ingredientes que hemos utilizado será de una bandeja de 1.332 centímetros cúbicos...jajaja !!!, o sea una bandejita rectangular de 18,5 centímetros de lado por 24 centímetros de lado y 3 centímetros de alta aproximadamente...o la que os de la gana, pero que no sea muy grande.
Como la masa queda bastante densa y es difícil de repartir, he puesto otra hoja de papel sulfurizado encima de la masa después de echarla en el molde, y así se alisa la superficie con las manos sin ninguna complicación. Metemos el molde en el horno, en posición media-baja y bajamos la temperatura a 180 grados centígrados. El fuego que utilizaremos será el de la parte inferior y sin aire, por supuesto, porque no hemos puesto levadura y por tanto el bizcocho no necesita el efecto del aire para guardar burbujas en su interior.
Dejamos cocer 25 minutos y después de sacarlo del horno lo dejaremos reposar un rato. Para desmoldarlo quitamos el papel superior, colocamos una bandeja encima, volcamos y retiramos el papel que tenía en el fondo. Espolvorearlo con azúcar glas es más que suficiente para presentarlo en la mesa y que resulte apetecible, pero podemos complicarnos la vida tanto como queramos.
A disfrutarlo con pasión !!!
A disfrutarlo con pasión !!!